Historia

El arroz, cuya antigüedad se remonta a unos 5000 años, se ubica inicialmente en el Sur de la India, extendiéndose de allí hacia China e Indochina por el Este, y  hacia Persia y  Egipto por  el Oeste. A Europa llega en tiempos de Alejandro Magno, pero su  mayor  y  definitiva difusión por la cuenca mediterránea es debida a los árabes, y en nuestra orilla, a raíz de la invasión musulmana.

Calasparra, debido a su privilegiada situación y porque discurren por su término los ríos Alhárabe, Argos, Quípar y Segura, conoció el paso y asentamiento de todas las culturas : la Eneolítica, la del Argar, la Ibérica, la Romana, y  la Musulmana,  derrotada  por  los cristianos en 1492.

Hasta la pacificación de la zona, durante el siglo XV, no es lógico pensar que los cultivos  de  la Vega del Segura se recuperaran. En todo caso no tenemos documentación que demuestre la existencia  del arroz  hasta el siglo XVII.        Conocemos,  también, que no  fue sólo  la  Vega del Segura la que conoció el cultivo del arroz, ya que también aportaron sus aguas el Quípar  y el Argos.

La excavación o restauración de la Acequia de Rotas no se puede concebir fuera del contexto demográfico  y  económico  de  finales  del siglo  XV  y  principios  del  siglo  XVI. Pero su mantenimiento costoso crea problemas. Pronto el licenciado Francisco Ruíz Melgarejo, uno de  los  promotores  de  la  nueva  red  hidraúlica  de  Cieza,  se   interesa  por   el regadío calasparreño  entre  1538  y  1543,  aprovechando  las  dificultades  financieras  de  los propietarios, compró allí 1113 tahúllas, o sea, la mitad del heredamiento.

 

A continuación las iniciativas afectarán a la orilla derecha. Sobre la excavación de la Acequia de Berberín poseemos al menos dos testimonios : por una parte, el informe de la comisión mandada en 1630 por la capital para inspeccionar las nuevas obras sobre el río, según el cual la fábrica de una presa y de una acequia en Calasparra está concertada en 14000 ducados ; por otra, las gestiones realizadas entre 1632 y 1640 por la encomienda para recuperar una suma de 750 ducados dada en préstamo para ayudar a sacar el nuevo riego de Berberín.

Por fin, a falta de documentación sobre la apertura de la acequia del Esparragal, sabemos de su existencia en 1675. De este modo, en la segunda mitad del siglo XVII se encuentra dibujado el regadío calasparreño clásico con sus dos núcleos mayores : la Huerta tradicional del Argos, desdoblada al otro lado del río, y la Vega del Segura cuyo acondicionamiento abre una nueva etapa de la historia económica local.

Los primeros documentos referidos al arroz en Calasparra datan del siglo XVII, concretamente hacen mención a las modificaciones que debían de hacerse en la acequia de Rotas para el cultivo del arroz.

Durante el siglo XVIII se produjo la adaptación definitiva del cultivo del arroz en Calasparra. El arroz se difundió en la Vega del Segura, pero enseguida invadió la huerta del Argos, inmediata al núcleo de población, provocando frecuentes epidemias de tercianas durante la segunda mitad del siglo XVIII y dando lugar a un retroceso demográfico. Por todo esto, el Ayuntamiento prohibió en varias ocasiones el cultivo del arroz en los lugares inmediatos al pueblo.

Pero las prohibiciones eran incumplidas una y otra vez. En 1804 se produjo el peor brote epidémico de tercianas con un alto índice de mortalidad. Tras ésta fecha, el cultivo del arroz se repliega lentamente hacia zonas más alejadas del núcleo urbano, es decir, hacia las tierras regadas por el río Segura.

 

El cultivo del arroz de Calasparra se oficializa y protege merced al R.D. de I de Febrero de 1908, por el que se delimita el Coto Arrocero que comprende trés términos municipales: Hellín, de la vecina Castilla la Mancha, y Moratalla y Calasparra de nuestra región, siendo este último el municipio en el que se da mayor tradición y arraigo. El coto arrocero alcanza una superficie de 2.463 hectáreas potenciales, es decir, que toda esa superficie quedó, merced al mencionado Real Decreto, destinada a arrozales aunque de hecho sólo un tercio de ella, unas 875 Ha. son las que se están cultivando en la actualidad, y buena parte de ella jamás ha servido a tal fin. De las casi 2.500 Ha. de su superficie, unas 1.500 pertenecen a Calasparra, 500 Ha. a Hellín y las restantes a Moratalla.

El Ayuntamiento  de  Calasparra  registró la marca »  Arroces de Calasparra »  el  día 1 de Mayo de 1928, formando expediente número 68.473 del Registro de la Propiedad.

Es interesante observar cómo en estos últimos años, numerosos propietarios, cuyas tierras estaban dentro del Coto, los cuales las habían destinado a arboledas, viendo el auge que tomaba el arroz, volvieron a su cultivo, arrancando los frutales.

El método que los agricultores vienen utilizando desde tiempo inmemorial está compuesto por cuatro fases: preparación de la tierra, siembra, escardas y recolección. El arroz de Calasparra no se cultiva en aguas estancadas, sino que la sabiduría ancestral extrae las aguas del  río para ir inundando  las cajas, que se  hallan  a  distintos  niveles  y  comunicadas,  de  manera que se da  una corriente  renovadora,  manteniendo  el nivel  preciso  en cada momento, y devolviendo al río el agua  sobrante.  No  se  trasplanta  cuando  ya  está  crecido,  sino que las semillas, una vez remojadas, para evitar que floten, se van esparciendo a voleo sobre las cajas inundadas. Éstas han sido previamente acondicionadas y nutridas para recibir el nuevo cultivo.

 

Los arrozales han generado un medio ecológico de extraordinaria importancia, ello debido, de forma especial, al tratamiento que se le da, evitando el uso de abonos químicos, herbicidas, pesticidas , etc. , con lo que se logra un excelente equilibrio medioambiental y  un exquisito respeto a la flora y fauna que con él conviven. Lo que nuestros antepasados venían haciendo, dado el interés reciente por el consumo de productos naturales, se ha recuperado en el cultivo del arroz calasparreño, evitándose el empleo de productos químicos para la eliminación de las «malas hierbas», prefiriéndose la elevación del nivel de agua en las cajas, cuando se trata de plantas no acuáticas, o la desecación cuando sí lo son. En todo caso se procede al arranque manual de las mismas cuando resisten uno y otro método.

De la calidad del producto da fe el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, la cual fue concedida por el Ministerio de Agricultura, de forma provisional, el 16 de Noviembre de 1982. La Denominación de Origen recibió su aprobación definitiva con la publicación de su Reglamento en el Boletín Oficial del Estado de 4 de Marzo de 1986. El Consejo Regulador garantiza la procedencia del producto y vela por que durante todo el proceso de cultivo del arroz se respeten los métodos que aseguren una calidad digna del nombre que lo ha hecho internacionalmente conocido y apreciado.

La tradición ha demostrado que, de las variedades existentes, son las de Balilla x Sollana y Bomba las que mejor se adaptan a las características especiales del Coto Arrocero de Calasparra. Su altitud, temperatura y pureza de las aguas, así como la ambiental, hacen que la maduración del grano se retarde y le aporte unas propiedades que le diferencian del resto de los arroces que hay hoy en el mercado.

El primer arroz del mundo 

con Denominación de Origen

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